Se afana el orfebre, se afana el sacerdote, se afana el noble, se afana el pillo, se afana el hijo, se afana el sabio, todos se afanan, para que al final del afán encuentren que lo mismo hubieran obtenido sin afanes, la misma joya, la misma misa de gallo, el mismo pecado de ensueño, el mismo hurto, el mismo día de la madre, la misma enseñanza.
El hombre inventó el afán el día que inventó el tiempo.