martes, marzo 29, 2005

El mundo por un huevo

El mundo perdió la brújula económica desde el día que una gaseosa alcanzó un precio superior al valor de un huevo de gallina.

La era de lo sintético arrasó con lo natural, y los mercachifles de la innovación, se sentaron a comer huevos mientras el resto del mundo celebrabamos tomando gaseosa.

Es el síntoma del decaimiento de la cultura y de la naturaleza, cuando lo inaudito pasó a ocupar el puesto de lo corriente.

Si no volvemos a la realidad natural, el hombre habrá perdido en unos pocos años la lógica que había aprendido en miles de años de evolucion.

No será tarde, cuando los museos de todos los nombres conserven entre sus muestrarios, especímenes de plásticos de todas las especies, incluidos los huevos de colores.