Nos hallamos tan distraídos por nuestras propias opiniones y nuestros conocimientos, por la aprobación o desaprobación, que jamás vemos el problema tal como es. Oímos lo que queremos oír y excluimos todo cuanto nos perturba.
Todo cuanto queremos es una vida cómoda, sin demasiada reflexión; por eso, cuando escuchamos, en realidad no escuchamos nada.
Cuando uno dice: “Comprendo intelectualmente, pero no puedo ponerlo en práctica”, eso implica, en realidad, que uno no comprende.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario