
Pero no me detuve, ambicioné perseguir lo ilimitado y seguí hasta la siguiente nada donde esperaba encontrar algo superior a
Y proseguí hasta rozar los claroscuros de lo ilimitado, hasta donde no pude llegar porque apenas alboreaban en el horizonte cual arco iris de la alianza, pero pude percibir los deudos que allí paseaban su nostalgia vuelta desaliento de colores.
El cansancio que acarrean los campos ilimitados es de una magnitud imaginaria, que apenas se alcanza a medir en los relojes de arena de los desiertos aún no contabilizados. Siempre imaginamos que lo no descubierto tiene que ser de mayor tamaño que lo asible, y se tiene mucha razón en ello, excepto en el mundo microscópico, que día a día se encarga de tergiversar la ciencia minúscula con su precocidad de sinergia.
Pero entre todas las criaturas observables, había una que se agazapaba entre todas, y su coloración la delataba por su lozanía. Era
Preferí regresar por el camino transitado, y me senté a descansar cerca del sitio donde
Pero en su sonrisa beatífica, noté un dejo de intranquilidad. ¡Aunque no lo crean!,
La felicidad del hombre no radica en estrangular hasta el límite
Sin embargo, a pesar del grado de encarnizamiento interior, entre
Así el mundo sin parar, del hombre con semáforos y sin paraderos siderales, se seguirá atiborrando de tonterías e inteligencias de los hombres. El día que el mundo se replete, ahíto, girará sobre su eje, y escanciará estruendoso su contenido, en un ejercicio de alcantarillado celestial.
Y entonces el mundo parecerá un hombre descomunal, amorfo, macilento, vomitando inteligencias vueltas tonterías, y….. viceversa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario