lunes, noviembre 05, 2007

MI CIUDAD


La ciudad era grande. Más grande que cualquier ciudad, porque mi ciudad es la más grande del mundo. Así me parece, cuando trato de abarcarla con mi decámetro de fiesta. Así es Bogotá.

Pero a mi ciudad siempre la han descrito como cielo roto. Y no tiene nada que ver con la historia del pollito chiroso.

Por eso decidimos luchar contra tal fervor natural, y se decidió que lo mejor era techarla. Así como lo leen, TECHARLA, y que toda el agua que inclemente cae, vaya a parar directamente al Río Bogotá, sin intermediarios..

Ayer tuvimos la prueba de fuego, o mejor de agua. Qúe digo, la de ayer fue una prueba de hielo. Y como el techo sólo había sido calculado para soportar torrenciales aguaceros, pues señores ayer los techos de mi ciudad se agujerearon unos, y se desplomaron otros. Cayó hielo por baldados. El cielo de mi ciudad se cayó a pedazos.

Hoy el techo de mi ciudad será restaurado de nuevo, pero esta vez si espero que esté calculado contra todo evento. En mi ciudad siempre se piensa en todo, aunque a veces el todo siepre es muy poquito.

Y por favor señores, ni sueñen con Venecia.


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