Fue dificil entrevistarlos a todos. Cada uno parecía el último especímen de su raza. Todos guardaban algo en común: no pensaban morirse nunca. Nadie parecía oir a los demás: todos callaban al mismo tiempo.
Desde el pastor más encopetado ( el Papa ), el jefe de estado más viejo del mundo (Fidel Castro), todos los reyes el mundo, y el guerrillero más buscado del mundo, cuando les pedí en una única pregunta que me dijeran a que se dedicarían si perdieran su actual investidura, no supieron qué responder, porque era la única pregunta que nunca querían formularse.
Todos estuvieron de acuerdo en una cosa: era lo único que sabían hacer. ¡ Se imaginan ustedes a un Papa, un Rey, un Fidel Castro o un Marulanda deambulando por ahí como cualquier valentin¡
Hasta en los grandes se vislumbra la pequeñez cuando de actividades de la vida diaria se habla. Usted o yo, querido lector, sentírían que la pregunta es el good morning de cada amanecer.
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