lunes, agosto 02, 2004

Por una piedra

Hola Dama de Damas. Como te mereces una ejemplar en letras de molde por la tuya real y silícea que me obsequiaste el sábado, hoy te saludo con la sinceridad de siempre para agradecer tu compañía del sábado, y decirte que como tu no hay dos piedras.

Que no sea por lo de la piedra santa que te traía del cabello, ni por lo de la ira santa que no te dejaba en paz, sino por la templanza con que tomaste la situación.

Preferiste la piedra de roca, amoldada a cincel batiente, para decirte y decirme y recalcarle al vendedor de piedras, que tú necesitabas una que te delineara una interior que te maltrataba el alma.

Más vale antes que nunca, o tarde que temprano, ¿ y sabes ?, te quedó bonita, elegante, en un obsequio que pareció oportuno por la necesidad de liberar todo el sofoco y el calor interiores que te calcinaban.

Si la piedra contribuye para que la paz torne a tus campos de otoño, que viva la piedra, pero si ella te va a crear la dependencia que las piedras traen consigo, entonces es mejor salir por más piedras porque seguramente, la cuarcitita que me diste es apenas una laja en el gran monumento en piedra que habrá necesidad de esculpirte.

Como la situación simbólica de nuestro encuentro estuvo plasmada de peroratas terminables, qué bueno fue oírte, y oírme y que me oyeras, para charlar sobre las cosas que a veces nos agobian con su soledad en nuestra soledad, y así en compañía resolver el enigma del hombre y la vida y todo lo demás.

No sé si al final del segundo tinto, se habló claro, se dijo lo que querías oír o se oyó lo que se quería decir o se dijo lo que se oyó decir, pero salimos un tanto liberados por lo que nos escuchamos mutuamente decir.

Sigues siendo tan importante como el primer día que empezaste a ser importante, y ni siquiera piedras más imponentes y de mayor tamaño podrán reaparecer con su inclemencia las piedras que reducimos a cenizas el pasado sábado.

Que la vida te dé lo que buscas, pero siempre a la escala tranquila de los pasos que el destino te hace caminar, y que si hoy tienes que obsequiar una piedra de tres centímetros cúbicos en volumen, cuenta que algún día podrán obsequiarte la de tu corazón sosegado que finalmente entendió que de las piedras no viven sino los picapedreros.

Usa las piedras para defenderte de tus maquiavélicos congéneres, y si aun luego de ellos aún te sobra una, no dudes en usarla en tu mejor amigo que él te la recibirá así sea en la parte más sensible de su testa.

Que la mañana de la semana te traiga los frescores de los mejores amaneceres.

¿ aún te quedan alguno kilitos ? valentin

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