viernes, agosto 13, 2004

TODOS SOMOS COMO MARCIA

Desde su cómoda posición frente al televisor, Marcia soltó la pregunta como si estuviera rodeada de muchas personas:

“¿ Cómo te sentirías si fueras puesto en la tierra para ser comido ?”

Y Carlitos, que en aquel momento, por casualidad pasaba por allí, al oír la pregunta, se abalanzó a contestar:

“Supongo que no me gustaría”, y salió sin esperar respuesta, con la misma displicencia con que había entrado en la conversación.

Sin embargo Marcia, siempre frente al televisor, y con la mirada aún fija en la pantalla, y como si no hubiera oído la respuesta de Carlitos, siguió con su monologo sin preocuparse por más:

“Me alegra no haber nacido zanahoria, uf..”

Que lejos estaba Marcia de interpretar la verdad de la vida, cuando para sus adentros salvaba la situación con determinar la suerte de no haber sido un vegetal.

Y la respuesta de Marcia a sus siete televisivos años, es la misma que nos contestaría un joven de doce años, y la idéntica contestación de una persona adulta con una cultura de almacén, y la parecida réplica de un 99% de la población del orbe.

Parecemos olvidar a todos los niveles de la cultura y de la edad, que la alegría que nos produce sentirnos liberados de ser merendados, es sólo la alegría nerviosa de la espera de ese momento inexorable final, que no sentiremos bajo los dientes de cualquier carroñero de ocasión o casualidad, sino que aceptaremos sin contemplaciones cuando nuestro cuerpo inerte y libre de toda afectación, sufra la invasión de los roedores agusanados de la cadena alimentaria que sólo cumplirán su labor de transformación de la materia descompuesta en otra materia recompuesta más fecunda para la misma materia. ¡ Al fin seremos útiles a la materia, en reciclación ¡ Qué homenaje a nuestra vanidad de vanidades¡ Aquí está el cobro jurídico por el hueco de ozono¡

No señores, el no haber sido zanahoria o conejo o pececillo o ballenas jorobadas, no nos liberara del poder transformador de la naturaleza que con rumbo a veces demorado, a veces rapaz, tarde o temprano nos alcanza y nos cobra subsidiariamente los minutos de vida vividos en esta día que es el universo.

Por tanto, la vida es para vivirla dentro del circulo que ella misma trazó con la genética que nos prestó, entendiendo ahora sí que en cada ser y en cada persona no deja de habitar algún espécimen natural y silvestre de los que a veces nos estremecen en nuestras noches de insomnio, pero que siempre nos asustan en las horas diurnas cuando los topamos deambulando por nuestra misma acera, o colados dentro de nuestros pensamientos más recónditos hilando blogs de pescaditos.

No nos entendemos a nosotros mismos, y menos interpretamos mejor la naturaleza, cuando ignaros estudiamos la naturaleza y su entorno, en todos sus avechuchos con lo bueno y malo que puedan tener, sin que se nos pase por la cabeza que en cada ser natural existe un hombre, no en su forma preclara, sino en su comportamiento: hábil, mohíno, versátil, displicente, rapaz, autosuficiente, mañoso, grotesco, huraño, brutal, huidizo, ciego, sanguinario, rastrero, etc.

¿ Habéis notado que los animales existen entre los hombres, conviven con el, le sirven de merienda y le acompañan hasta en las labores más intimas ?

Si todos entendiéramos que la vida es sólo retroalimentación genética, cuánta tristeza nos ahorraríamos evitándonos los estregones del trasegar diario. Hasta aprender para vivir sería lo más hermoso de este planeta. Nos daríamos el lujo de transformarnos en materia aprendida.

Y…. Marcia prefirió olvidar el asunto, y como la marsopa, selecciionó el programa infantil que seguía al siguiente programa.

Desde este mundo, valentin

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