domingo, agosto 29, 2004

MARÍA VALENTINA de CUENTO ENTERO



Cuando María Valentina despertó aquel miércoles, soñó que era una mariposa azul, con ése azul del cielo de las mañanas de miercoles de Bucaramanga.

Y no se sintió incomoda con su nuevo cuerpo, ni con sus nuevas piernecitas, ni con las alas grandes y delicadas que se le colaban por entre las rendijas de la pijama.

Y se levantó de su cuna de siempre, y voló hasta la ventana, y con sus nuevos ojillos pudo ver el cielo azul y el sol grande que como un disco de pan se bamboleaba entre nubes de jabón.

Era tarde, con esa frescura tibia de las horas que no pasan, pero que sin embargo marcan las horas y los minutos en los relojes de los padres y los abuelos.

Para María Valentina su nuevo cuerpo, no le molestaba para nada, y sólo una cosa la inquietaba: EL JARDÍN.

Había aprendido en las primeras clases, los días de la semana, y de ellos había aprendido a diferenciar los de ir a clases y los otros, esos reconocibles días de fines de semana que le permitían levantarse tarde, visitar a familiares que se deshacían por atenderla, y salir al mundo, y mirar al mundo, y visitar el mundo.

Pero de lo aprendido sobre los días de la semana, le gustó mucho la enseñanza que le dió su abuelito, cuando María Valentina le preguntó juguetonamente un sábado bogotano: “ abuelito, tu que todo lo sabes, dime cómo puedes diferenciar los días de ir a clase de los otros días ?”

Y el abuelito, moviendo sus infaltables anteojos, en un movimiento aprendido en sus cientos de años de existencia, le explico con esa voz tan suya que no parecía hablar, sino enseñar:

“Fácil nenilla, muy sencillo, tan sencillo como respirar. Sólo tienes que volverte una mariposa, y mirar el sol, y al observarlo, tratar de ver si la cara del sol parece una S o una O.”

“¿ Y qué ocurre, abuelito, si el sol tiene cara de O ?”, preguntó María Valentina intrigada, ante el rostro siempre chispeante del abuelo.

“Mira nenilla, si bien de mañana miras al sol con ojos de mariposa, y notas que su rostro parece un O, ENTONCES es sábado o domingo”. Los ojos de maría Valentina se abrieron como una O.

Y el abuelo continúo: “pero si bien de mañana miras al sol con ojos de mariposa, y notas que el sol tiene cara de S, ENTONCES es luneS, marteS, miércoles, jueveS o vierneS”

Solo entonces, aún con sus ojos adormilados, y mirando fijamente al sol con ojitos de mariposa, María Valentina supo que era miércoles.

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