martes, marzo 09, 2004

ESPACIO PARA UNA CARTA EXTRAVIADA


Hoy más que un weblog cotidiano, prefiero escribirte a ti, luchadora pertinaz, loquilla sin medida, investigadora de lo de acá y de lo de más allá, que hoy el mundo te quiere cobrar tu rebelde comportamiento y tu pensamiento maduro, a precios de jirones de hijos y de amor filial, a costos presentes del amor de hijos que al igual que las hormigas prefieren el dulce del momento al acíbar de una corrección necesaria por lo maternal.

Oh mujer, no te alabo tus decisiones actuales, ni tus aflicciones futuras, ni tus desencantos pasados, pero si tu temple para sostener una situación difícil, que parece que te aplasta a ratos, y que tu cual heroína tratas de vencer con tu pertinacia permanente, pero que a veces igualmente te asola, y te resiente, y te intranquiliza hasta el punto de hacerte pensar en la posibilidad de enjuiciar tus decisiones. No sé si lo que haces es lo que tienes que hacer, pero si sé que es una situación dada por las circunstancias fortuitas de la vida, que seguramente hubieras repetido estuviera o no este jovencito, que el tiempo tarde o temprano te lo hubiera reconocido, y que sería el camino que estarías recorriendo igual conmigo o sin mí.

El los últimos tiempos me ha asaltado la idea de si mi presencia de pronto no desencadenó tu decisiva decisión de vengar tu pasado sometido, tu ayer inmolado a la vida de tu marido, el tiempo perdido en una causa perdida, tus mismas hijas que niegan unas horas vividas a sus vidas sin un reconocimiento válido que ahora se niega y se olvida sin recato alguno, todo aunado y encerrado en una explosiva combinación que ahora manejas con suculencia de prestidigitadora, lanzando al aire veinte botellas que logras equilibrar por los aires, pero que ya empieza a maltratarte espiritualmente.

No te escribo lo que te escribo para agrandar aún más tus inquietudes del presente, mujer, ni para darte más motivos de cavilación y de desesperanza, solo quiero mujer que sepas que me tienes aún filosofando sobre tus cosas y tu gente y tu presente, que estoy ahí para darte los consuelos que necesites, para que encuentres el calor que a veces te falta como el aire, para oírte el melancólico presente que te acorrala y parece pedirte cuentas, para apechicharte cuado las circunstancias lo permitan y lo ameriten.

Ahí cerca de ti persiste inquietante y tentador tu amigo del alma, tu novio instantáneo, tu amante furtivo, tu loco de atar con su loca da atar, tu hombre de paso, tu macho virtual, tu consolador permanente, tu consejero de horas y de minutos que parecen horas, sí, persistiendo aún sobre los hechos maltratantes que cual puñales te desgarran y te enfrentan al hecho del ser o o ser, de tomar o no tomar, del ir o venir, de correr o de estar, de decidir sobre lo concomitante que inquietante de mantiene en vilo.

Sea lo que decidas, que no te maltraten las decisiones, que no te desmigajen las horas o los minutos subsiguientes, que tengas el temple suficiente para decirles a quienes tengas que decirles tu decisión de pedrada, que tu presente es esto o aquello, que tu pasado fue esto o aquello, pero que tu futuro no será ni eso ni aquello, sino tu decisión reposada y equilibrada que sopese lo bueno del pasado, y lo bueno del presente, pero también lo bueno del futuro, que no necesariamente es lo bueno dado por los sentidos, al fin y al cabo todo se acaba y al final lo que queda que es nada, no valía ni siquiera la pena de un análisis como el que te dejo ahora.

( Para los comentarios que deje el presente, serán bien recibidos en valentin24horas@fastmail.fm )


No hay comentarios.: