sábado, abril 10, 2004

Un cuento rosa

Camina nerviosa entre la gente, la dama de nuestro cuento, arropada tras una gafas oscuras que intentan ocultar su cuerpo y su alma. Y efectivamente pasa desapercibida, incluso hasta para ella misma. De pronto, un transeúnte casual la aborda:

-Qué ocurre Doctora Sandra ? Acaso le inquieta la doble moraleja de tu amor por otro hombre ? O es que no lo amas suficiente, o que siendo suficiente no sea bastante ? o que siendo bastante no te alcance para llenarte alma ansiosa y sedienta de calor ?

-No Señor. Ocurre que me siento como una pecadora de pecado Capital, y para completar viviendo en la Capital.....

-Eso me imaginaba cuando la vi caminar como sin rumbo fijo, y con la vista perdida en los diferentes centros de Internet de la zona rosa. Pero recuerda hija, no por amar a más de uno se tiene derecho a la condena del cielo y de la tierra, porque no solo de pan vive el hombre, y porque a ti aunque te falta pan te sobra amor, y ese déficit superavitado por el amor que te sobra y que se te escurre por entre los ojos te salvará, y estás cumpliendo a cabalidad el precepto divino de amar al prójimo por encima de todas las cosas...... Así que damita, a levantar ese rostro, a esbozar una sonrisa, a clarear esa moñita que divina se contonea, y a entender que Dios te mira con sus buenos ojos de padre fresco, aun cuando tu comportamiento me tiene al cielo en vilo. Por Dios, niña, los ángeles están tomando nota de tus apuntes, y no dejan de consultar tu email diariamente.

-Mi email, Señor ? y el del ingeniero de mis cuitas, también ?

-Sí Doctora, los dos están interceptados, y ya para retirarme a mis aposentos celestiales le cuento que para la parentela del cielo, su novela está mejor que Pedro el Escamoso, incluso hasta por la escama que arman ustedes con sus besos musicales..., qué digo, besos como de música metálica..... Chao, hija, y no te preocupes más, tu osadía te ha salvado.

Y de la misma forma como el casual transeúnte apareció, por entre la multitud que se agolpaba alrededor del siguiente Transmilenio que se detenía, desapareció, dejando tras de sí una estela de estrellitas y humo y estrellitas.

( sus comentarios a valentin24horas@fastmail.fm )

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