sábado, mayo 22, 2004

De LETIZIA a LETICIA


No solamente ganó Letizia en su matrimonio con el príncipe Felipe, sino que Colombia ganó en renombre internacional, no importa que un pequeño esguince ortográfico dañe los cientos de planos del país que circulan inanes por ahí.

Oh Letizia qué gran beneficio le haces al país, cuando sin proponértelo, en la propuesta que aceptaste por Jesucristo nuestro señor, llevas a Colombia adentro de tu renombrado nombre, no importa que siempre ese nombre tuyo vaya siempre condicionado al de plebeya.

No todo podía ser perfecto señores, alguna línea débil debía existir en la inapropiada boda, y seremos conocidos a nivel mundial por el parecido en el nombre, no importa el desastre de la oriundes de la dichosa Letizia, la otra, la ingeográfica, la posterior, la que en un afán de significación decidió torcerle el cuello a la ortografía geográfica para dejarla así, como tan periodística, como tan prosaica, como tan de pasarela.

Pero no importa, cambiaremos la historia de la patria, al igual que la Letizia decidió cambiar la suya en honor a la realeza, que en un afán de modernismo le introdujo modernidad en el matrimonio: el divorcio. Qué desquite Letizia, que lograste entregar tu incólume y silvestre y selvática floración al amor real y le dejaste a la realeza el otro, el cotidiano.

Y así como Leticia estuvo en nuestro país divirtiéndose como una loca con nuestro estrafalario mundo de música, parranda, licor y bacanales, así nos pagará en su mundo real con poner en alto su nombre Letizia, princesa de ensueño, que pasará a la historia como oriunda no de una familia prosaica de periodistas del chisme y maestros de arte, sino como sacada de un cuento de hadas de la gran amazonía que saltó sobre la proa del inmenso Felipe cuando este quiso bautizar el amazonas con sus aguas internas úreas de interiores de colores.

Y sobreaguará Letizia su nueva condición de esclava moderna del protocolo y la realeza, y dispondrá de su tiempo a gusto de los Borbón, y añorará a borbotones aquellos buenos tiempos cuando simple y mortal se desplazaba por los territorios de aquella otra Leticia que no le reclamaba nada, oronda, tranquila, vana y coqueta, con la seducción propia de las mujeres que lo tienen todo cuando lo tienen en la mente.

Gracias de nuevo Letizia, porque de ahora en adelante nos conocerán en el mundo, además de la Marihuana y la Coca, por aquella otra droga que en lugar de yagué deberá llamarse Letizia, así con zeta, porque la otra, la original, la Leticia es un simple error gramatical de la historia.

Ahora, sin envanecimientos, llegarás a la historia, para engrandecer un palmarés de infantes y príncipes, pero a la vez engrandecer una más de mitos y leyendas en nuestro suelo de lloronas y patasolas.


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